Desde que se produjo la eclosión de la pragmática en las descripciones lingüísticas para los profesores de español como lengua extranjera (ELE), estos están cada vez más familiarizados con los modelos de lengua surgidos de corpus orales y escritos de nativos y no nativos, frente literarios o a los creados artificialmente para el trabajo en el aula. Los actuales profesores ya se sumergen sin sorpresa en las transcripciones y encuestas anotadas y analizadas por lingüistas y pragmáticos, cuyos símbolos y convenciones apenas si resultan ya disuasorios. Desde principios de los 90, los trabajos del equipo de E.A. Briz, que contienen datos orales, muestras transcritas y descripción de la lengua hablada o coloquial en Valencia, son habituales en publicaciones sobre ELE. Y no solo el corpus ValEsCo sino algunos otros, como los trabajos de C. Fuentes sobre el habla de Sevilla, los de Luis Cortés y su equipo, en Almería, por citar algunos ejemplos relevantes de repertorios de discurso oral espontáneo nativo de español sobre los que operar abriendo el foco.
Datos y método han permitido descubrir una lengua viva y han cambiado notablemente el panorama de la enseñanza de lenguas primeras y, por extensión, segundas. Esto se ha hecho no solo a través de una renovación en el lenguaje descriptivo o la metodología de trabajo, sino también a través de la visualización de los elementos discursivos propios del objeto de estudio. El descubrimiento del papel de las partículas, enlaces, marcadores, atenuadores, etc. y su valor en el habla informal, o la distinta distribución y combinatoria de un elemento léxico en el discurso nativo son ejemplos de ello en sus publicaciones. Pendiente de desarrollo paralelo está, no obstante, describir la producción no nativa: cuál es la restricción semántica o sintáctica que suponen las gramáticas y lexicones de los aprendices en función de los contextos y combinaciones lingüísticas, o las características de la lengua en la interacción en situación no solo experimental, por poner algunos ejemplos. (Ver: Díaz, L., 2010, Lenguas de especialidad y su enseñanza, en marcoELE, para algunos ejemplos; Ruiz Fajardo 2012; etc.).
Quede constancia del valor de estas miradas como una ventana de facto sobre la lengua real de los nativos, sobre el uso (pragmático) real y el encarecimiento de la urgencia de descripciones y explicaciones similares pero para la L2. El reto, por tanto, está servido. Un punto de partida válido lo constituye la aplicación de los métodos de trabajo con corpus a nuevas situaciones de interacción específicas –escenarios– en esta ocasión ya entre nativos y no nativos o exclusivamente entre no nativos, a través de las que empezar a atisbar cómo pueden ser las gramáticas nucleares (core grammars) de esas situaciones con vistas a que constituyen el modelo específico para las aulas de lenguas extranjeras.