El relato de la muerte de Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975 y del subsiguiente funeral fue cuidadosamente controlado por las estructuras políticas del momento en el contexto de la denominada operación « Lucero ». Se trataba de tener la exclusiva de la puesta en escena de la « última imagen » para que el Caudillo entrara para siempre en el panteón de los grandes hombres de la nación. Sin embargo, en los circuitos underground de la producción cinematográfica marginal del momento, se impuso una representación alternativa basada en el principio de la desmitificación. El cortometraje dirigido en Barcelona por el cineasta catalán Joan Martí en 1976-1977, Testamento, es una de estas producciones. La película, a mil leguas de la retórica oficial, incentivó un mecanismo profanador que constituiría la base de una verdadera « contra-memoria » del evento.
The storytelling of the death of Francisco Franco, November 20, 1975 and his funeral was carefully controlled by the power in the context of the operation called « Lucero » (Star), concerned in particular, the setting exclusive scene « last picture » to enter the Caudillo forever in the pantheon of great men of the nation. However, in underground circuits marginal film production at the time was being set up an alternative representation, based on a principle of demystification.
The short film directed by Catalan filmmaker Joan Martí in Barcelona in 1976-1977, Testamento, is one of these productions. The film, a far cry from the official rhetoric, produced profane mechanics that form the basis of a true « contremémoire » of the event.
Le récit de la mort de Francisco Franco, le 20 novembre 1975 et de ses funérailles a été soigneusement contrôlé par le pouvoir en place dans le cadre de l’opération dite « Lucero » (Etoile), soucieux notamment, de la mise en scène exclusive de la « dernière image » pour faire entrer à jamais le Caudillo dans le panthéon des grands hommes de la nation. Néanmoins, dans les circuits underground de la production cinématographique marginale de l’époque se mettait en place une représentation alternative, fondée sur un principe de démystification. Le court-métrage réalisé par le cinéaste catalan Joan Martí à Barcelone en 1976-1977, Testamento, est l’une de ces productions. Ce film, à mille lieux de la rhétorique officielle, enclenchait une mécanique profanatoire qui constituerait la base d’une véritable « contremémoire » de l’événement.