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Son numerosos los puntos de contacto entre los diálogos platónicos y el "Quijote" de 1605. Me parece probable que Cervantes -que ha explícitamente mencionado el nombre de Platón en el prólogo de la novela de 1605- ha conocido por lo menos algunos de los diálogos aludidos en el presente artículo, y que los ha leído prestando especial atención a las ideas de Protágoras. Los intérpretes posmodernos de esta novela anti-sofista no cometen un anacronismo en la medida en que el pensamiento posmoderno se parece al pensamiento sofista, si bien yerran al no darse cuenta de que el "Quijote" no es un discurso prosmoderno. Ridiculizando algunos presupuestos teóricos compartidos tanto por los partidarios del posmodernismo como por sus precursores sofistas, podemos decir que la novela de Cervantes se presta, en su cuarto centenario, a una lectura anti-posmodernista.
