María Pilar López García
El cambio epistemológico hacia una sociedad y una universidad del conocimiento ha tenido como consecuencia inmediata una renovación de la docencia basada en una exhaustiva reflexión sobre el nuevo papel de los docentes y los discentes en la educación superior. Las variaciones cronológicas y la depuración debida al gran elenco de competencias han determinado nuevas identidades en la docencia universitaria; en esta las diferencias y las especificidades estarán definidas dentro de cada campo disciplinar, aunque existen una serie de competencias matrices (cognitivas, instrumentales, interpersonales e investigadoras) comunes en cada dominio para el logro de actividades académicas exitosas.
En este artículo pretendemos hacer una revisión de los modelos competenciales que han surgido en la educación superior a raíz de la Declaración de Bolonia (1999) y su repercusión en la cualificación del profesorado y en su formación permanente. La revisión de estos estándares académicos nos permitirá adentrarnos en el panorama actual y en las nuevas facetas de los docentes universitarios, los cuales han adquirido un perfil bidireccional orientado hacia la profesionalización y la especialización capacitadora.
El análisis de estos aspectos implica una reconsideración de todos los factores que han incidido en el estatus actual del profesorado universitario, del cual se espera no solo el dominio de determinados conocimientos, sino también la adaptación a los cambios sustanciales de la sociedad y de la universidad con objeto de lograr una mejora de la calidad de la enseñanza, una materialización de los procedimientos de innovación docente y una legítima consecución de la transferencia del conocimiento.