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A partir del retorno a la democracia en Uruguay, y en particular a partir de mediados de los años noventa (con la intuición del primer debacle del sueño neoliberal y la difuminación de los colores prometedores de la democracia), se publican en Uruguay una serie de relatos que podrían caracterizarse de distopías críticas en el sentido de imaginar un territorio ambiguo, de esperanza y de resistencia en el interior de un mundo distópico. Este rechazo de la tradición utópica en los años 60 y 70 sin embargo no solamente se produjo como un síntoma de la realidad local, sino que se dio a nivel internacional como respuesta a los veloces cambios de la época. En este artículo me propongo analizar la imaginación distópica en La azotea (2001) de Fernanda Trías, a partir de las nociones de fractura y distopía crítica, como una expresión de las estructuras del sentir de la generación posdictatorial.
