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La matanza de Tlatelolco ocupa un lugar traumático en la memoria colectiva de México. El 2 de octubre de 1968, en vísperas de los XIX Juegos Olímpicos, miles de estudiantes se reunieron para un mitin pacífico en la Plaza de las Tres Culturas. Cientos de ellos murieron producto de las balas del ejército mexicano, en una masacre planificada y ejecutada a sangre fría. En el artículo se abordarán dos películas sobre la masacre que permiten analizar de manera ejemplar diferentes estrategias de la memoria pública: Las claves de la masacre (2003), un documental de Carlos Mendoza, y Tlatelolco Public Space Odyssey (2008), un montaje vanguardista de la artista mexicana Ximena Labra. Si la primera película se fundamenta en conceptos espaciales y testimoniales de la memoria que provienen de la retórica antigua, el trabajo de Ximena Labra, al contrario, utiliza procedimientos de la memoria cultural, como fue descrita de manera sistemática por el historiador Jan Assmann.
