La venta de Juan Palomeque es el lugar en que varios personajes truecan desdicha e incertidumbre por felicidad y certeza. La crítica existente cita estas peripecias como evidencia de una teleología providencial que gobierna el Quijote, según la cual la Providencia interviene en la novela para premiar a quienes merecen premio y castigar a quienes merecen castigo. Esta investigación comparte la premisa que las peripecias que experimentan los personajes intercalados de la venta están determinadas por la Providencia; sin embargo, sostiene que la Providencia que los rige otorga gracia sin tener en cuenta el mérito del individuo. Don Fernando, Ruy Pérez de Viedma y Cardenio, a pesar de no esforzarse por lograr los desenlaces felices que disfrutan, experimentan la misma dicha de los personajes más hacendosos e irreprochables de las intercalaciones, Dorotea y Zoraida.