Christine Garst Santos
Este ensayo combina la teoría de performativity de Judith Butler con los acercamientos materialistas a la subjetividad masculina de la temprana modernidad española (Maravall, Mariscal, Rodríguez) para analizar las innovadoras representaciones de clase y género hechas por Dorotea en Don Quijote. Aunque Dorotea entra en la novela como una desplazada labradora engañada, dentro de sus representaciones en la Sierra Morena y la venta de Juan Palomeque, Dorotea no solamente se redime a sí misma sino que también redime a don Fernando, el noble desocupado responsable por su desplazamiento social.
En el presente ensayo, demuestro que Dorotea usa los discursos que circulaban en los manuales de Vives y Fray Luis, además de los tratados económicos de arbitristas como Cellorigo y Guzmán para resistir su triple marginalización como mujer, como no-virgen y como rica labradora. Gracias a sus astutas selecciones y recombinaciones de los discursos disponibles, Dorotea logra construirse una subjetividad femenina viable basada en la virtud incipiente de las buenas obras—y no las tradicionales de sangre y linaje. Al final, el éxito personal de Dorotea tiene críticas implicaciones políticas: para salvar a la república, las virtudes tradicionales de sangre y linaje tienen que ser reemplazadas por la industria mercantilista