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Las estrechas relaciones entre las dos ramas dinásticas de la Casa de Austria, que gobernaban España y el Imperio a lo largo del siglo XVII, hizo que en las capitales de ambas Monarquías se establecieran embajadas, ocupadas siempre por miembros destacados de la nobleza de ambas potencias. Durante el reinado de Felipe IV fue embajador alemán en España Don Carlos Schonburg, conde de Schonburg, muerto en Madrid en 1640 y cuya testamentaría nos informa del alto nivel de vida que el diplomático germano gozó en la Corte de Felipe IV, puesto que en ella se registraban muebles, joyas, objetos de plata, pinturas y una curiosa biblioteca formada por 80 títulos.
