La amistad entre Ramón J. Sender y José Luis Castillo-Puche (1919–2004) se remonta a la década de los sesenta del siglo pasado. Desde entonces y hasta la muerte del escritor aragonés en 1982, ha existido entre ambos una relación cordial y fructífera, como queda patente en la correspondencia que sale a la luz, por vez primera, en el presente trabajo. Castillo-Puche fue comisionado por el gobierno de la democracia para que se ocupara del regreso de Sender a España, después de casi cuarenta años de exilio. A través de estas nueve cartas, que se mantenían inéditas, y, por lo tanto, completamente desconocidas hasta hoy mismo, se observa la complicidad entre dos escritores que representan distintas generaciones de la narrativa española del siglo XX. Con un lenguaje espontáneo y sincero, con humor y fina ironía, Sender expresa en estas misivas su firme y obsesivo deseo de regresar a España, incluso durante los años del franquismo. También aparece aquí reflejado su recelo por el papel de la Iglesia y de los políticos que surgen en la recién estrenada democracia, al tiempo que deposita su confianza en la figura del rey Juan Carlos. Sender se nos muestra, además, como un ser de gran vitalidad, prolífico e ilusionado con los libros que escribe y publica.