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Todo hombre vive, simultáneamente, su lengua y su habla. Habita en ellos condicionado por la circunstancia histórica, en la cual incluimos, desde luego, todo aspecto social de una vida humana: en qué momento justo se nace, en qué barrio, en qué ciudad y en qué país, a qué mundo. Cada uno de estos elementos gravita con peso propio en la composición de cualquier retrato. Y aquí retrato significa descripción de una persona desde un ángulo específico, cuya elección queda en manos del retratista. Es decir, a un grupo de retratistas enfrentado al mismo sujeto, corresponderá una serie de cuadros seguramente matizados de modo distinto. Ninguno de éstos expresará la verdad plena; ninguno de ellos mentirá del todo. Tal vez sea en la suma de enfoques donde se halle lo más próximo a esa realidad inasible llamada el modelo.
