México
En el siglo XVI, como consecuencia de la expansión geográfica de los Siglos de Oro, los africanos llegaron a la Nueva España acompañando a los conquistadores, al principio como afirma Aguirre Beltrán, en calidad de criados. Fue debido al exterminio de los indígenas que comenzaron a introducirlos de manera masiva como esclavos. El mismo autor considera que el sistema de la esclavitud prácticamente borró los rastros de la cultura africana en México. A ello hay que agregar el sincretismo cultural y el mestizaje, porque los negros se integraron a la sociedad nacional.En la literatura mexicana la huella africana es exigua; la encontramos en los villancicos de Sor Juana, en donde transmite el habla trastocada y el bullicio cotidiano de los africanos; con quienes la autora tuvo un contacto cercano a través de los criados de la familia y de su esclava. Carmen Boullosa en Azúcar negra sigue los indicios del Negrito Poeta mexicano del que se duda haya tenido una existencia real, no obstante considera que: «No es menos importante que un hecho histórico, la creación imaginaria colectiva —la leyenda, el mito— es la huella más honda, más presente, de algo real. Es el caso del Negrito Poeta».Judith Solís considera que las poblaciones afrodescendientes, desafortunadamente, no conservaron una memoria oral sobre sus orígenes, ni de la esclavitud o de los trabajos de sus antecesores como siervos domésticos o vaqueriles en estancias ganaderas, más allá de unas cuantas generaciones. No tuvieron las condiciones para reconstruir —en palabras de Roger Bastide— la aldea africana en el lugar al que fueron trasladados, lo que hubiera hecho posible la transmisión de su memoria histórica y colectiva. Por supuesto, son y se sienten mexicanos. Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a considerar el origen africano de sus antepasados y han empezado a construir la distinción frente al otro por medio del vínculo simbólico con África, lo cual se puede percibir en sus canciones, en las danzas que han resignificado y en la poesía.Elementos importantes de la cultura afromexicana son la tradición oral y musical. En sus canciones se encuentran algunos estereotipos de los negros (pendencieros, alegres y mujeriegos).
In the XVIth century, as a result of geographical expansion during the Golden Age, African people arrived to New Spain with the conquerors, initially, as Aguirre Beltrán explains, as servants. It was due to the extinctions of Indigenous peoples that they began to be introduced on a large scale as slaves. The same author maintains that the slave system practically erased all traces of African culture in Mexico. To this we should add the effects of cultural syncretism and mestizaje, as Black people were integrated into the national society.
In Mexican poetry, vestiges of Africans are scarce. In los villancicos de Sor Juana, one can find the tone, inverted speech, and rhythms of the first-generation Africans with whom the author had close contact through her family servants and her slave woman. Carmen Boullosa, in Azúcar negra, follows traces of the Mexican Negrito Poet, whose existence has been doubted; however, Boullosa considers that «no less important than a historic fact, the creation of the collective imagination —legend, myth— is the deepest mark, most present, of something real. Such is the case of the Negrito Poet».
Judith Solís considers that afrodescendant populations, unfortunately, did not preserve an oral memory of their origins, nor of the work of their ancestors as domestic servants or as cowhands on cattle ranches, further back than a few generations.
They did not enjoy the conditions to be able to reconstruct —in the words of Roger Bastide— the African village in the place to which they were transported, which would have made transmission of their historical and collective memory possible.
Of course, they are and feel themselves to be Mexican. Nonetheless, with the passage of time, they have begun to contemplate the African origins of their ancestors and have begun to construct their difference from the other by means of the symbolic linkage to Africa, which can be perceived in their songs, in dances they have resignified, and in poetry.
Important elements of Afromexican culture include the oral and musical traditions.
In their songs, we can find stereotypes of Black people (quarresolme, cheerful, and womanizers).