La tragedia surge en el entorno griego pero evoluciona hacia parámetros temáticos diferentes acordes con el universo simbólico de la época que la acoge, aunque su arquitectura formal permanezca pese a variar los acentos de sus lecturas. Así, en el Siglo de Oro, la fatalidad será sustituida por la responsabilidad, que ya no recae en los dioses sino en el personaje. Mas dotando al héroe de libre albedrío, convirtiéndolo en artífice de su destino y haciendo de la divinidad un testigo de las faltas y no un agente de las mismas, la tragedia barroca abrió un margen para la rebeldía que encontró distintos resquicios por los que colarse. Analizaremos esos márgenes por los que transitan las conductas subversivas de personajes relegados por su origen ignoto como Segismundo y Rosaura en La vida es sueño, pero también el recorrido inverso, el de aquellos que se rebelarán desde una posición privilegiada que choca con el deseo, instalado en el peligroso filo entre el pensamiento y la actuación, y pagarán un alto precio por transgredir las normas sociales, como Federico y Casandra en El castigo sin venganza, o las esposas de las tragedias de honra calderonianas, confiadas en que «no yerra quien piensa», para terminar con un inesperado margen para la rebeldía porque procede de un personaje insospechado: el gracioso que, contraviniendo y desafiando su esencia cómica, acabará por implicarse en la tragedia.
The tragedy arises in a Greek setting but evolves towards different thematic parameters according to the symbolic universe of the time that welcomes it, although its formal architecture remains in spite of the varying nuances of its readings. Thus, in the Golden Age, fatality will be replaced by responsibility, which no longer rests with the gods but with the characters. By endowing the hero with freewill, making him the creator of his destiny and making divinity a witness of faults and not an agent of them, the Baroque tragedy opened a space for rebellion that found different gaps through which it could enter.
We will analyse those margins in which are evident the subversive behaviours of characters relegated by their unknown origin, such as Segismundo and Rosaura, in La vida es sueño, but also the reverse route, in which those who rebel from a privileged position that clashes with desire, are installed on the dangerous edge between thinking and acting, and they will pay a heavy price for transgressing social norms, such as Federico and Casandra in El castigo sin venganza, or the wives of Calderonian honour tragedies, confident that «no yerra quien piensa». It will end with an unexpected margin for rebellion because this rebellion comes from an unsuspected character: the gracioso who, directly contravening and challenging his comic essence, will eventually become involved in the tragedy.