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La presencia del fresquista italiano Luca Giordano en la corte de Carlos II desde 1692 hasta 1702 dio lugar a la creación de un conjunto de obras de particular fuerza y calidad. Éstas ofrecen un buen testimonio de la vitalidad de la producción artística en un periodo políticamente difícil en el que la Monarquía hispánica de los Austrias vivía sus últimos años. El artista como representante de la corriente barroca cumple con brío y éxito los encargos oficiales que parecen haber satisfecho al débil y enfermizo monarca. En las bóvedas del Escorial, del Casón del Buen Retiro, del Palacio de Aranjuez o de la Iglesia de San Antonio de los Alemanes, el artista se valió de una retórica visual exuberante, efectista y novedosa ofreciendo un caso llamativo de ficción pictórica al servicio de una exaltación de la dinastía y de la grandeza de España.
La présence du fresquiste italien Luca Giordano à la cour de Charles II entre 1692 et 1702 donna lieu à la création d’un ensemble d’œuvres remarquables par leur force et leur qualité. Celles-ci constituent un témoignage de la vitalité que connut la production artistique en un temps où la Monarchie hispanique des Habsbourg vivait ses dernières années dans un climat politique difficile. L’artiste napolitain répondit avec brio et succès aux commandes royales qui semblent avoir satisfait le faible et maladif Charles II. Sur les voûtes de l’Escorial, du Casón del Buen Retiro, du Palais de Aranjuez et de l’Église de San Antonio de los Alemanes, l’artiste mit en œuvre une rhétorique visuelle exubérante et novatrice, offrant un cas unique de fiction picturale au service de l’exaltation de la dynastie et de la grandeur de l’Espagne.
