El artículo se propone estudiar cómo aparecen en los autos sacramentales de Calderón las fi guras de Felipe IV y de su hijo Carlos II. En el caso del primero, Calderón le dedica obras alegóricas durante un largo lapso de tiempo pues van desde 1634 hasta después de su muerte, ya que se le recuerda en 1679, en un momento en que el espejismo que supusieron los primeros años del reinado de este monarca hace tiempo que dejó paso a una realidad desolada de decadencia irremediable. Carlos II ocupa por razones cronológicas mucho menos lugar. En el caso de su padre, la imagen va cambiando paulatinamente pasando de Felipe el Grande a un simple rey “piadoso,” despojado en consecuencia de atributos ligados al ejercicio del poder. En su propio caso no hubo tiempo ni tampoco motivos para cambio alguno y desde el principio se observa la difi cultad de prodigarle alabanzas; la razón hay que buscarla en el contexto histórico tan poco proclive a la exaltación, así como en el más que probable desengaño calderoniano.
This paper aims to study how the historical fi gures of Philip IV and his son Charles II appear in the sacramental plays of Calderón. In the fi rst case, Calderón devotes allegorical works to Philip IV during a long period of time: they range from 1634 to the years following his death: he is remembered in 1679, at a time when the illusions of glory and greatness turned into a desolate reality of unredeemable decadence. Charles the Second occupies much less space for chronological reasons. If in the case of his father, the image changes over time from Philip the Great to a simple “pious” king stripped of attributes linked to the exercise of power, in his own case there was neither time nor reasons for any change. From the beginning it is possible to notice problems in praising him, because of both the historical context that is not prone to exaltation and the more than eventual Calderonian disappointment