Ángela Palacios Martín
La película de animación digital Shrek (2001), dirigida por Andrew Adamson y Vicky Jenson, supuso toda una innovación en la industria de la animación cinematográfica. El hecho de recurrir a la estructura típica de los cuentos de hadas para subvertirlos y desmontar toda una serie de tópicos generando una visión paródica de todo este universo es, sin duda, la clave de su éxito. Sin embargo, la principal subversión la encontramos en quien se acaba erigiendo como el héroe de la película: Shrek, un ogro ermitaño que se define a sí mismo como monstruo porque es lo que la sociedad le ha hecho creer. No obstante, la realidad es bien distinta, porque el ogro vive pacíficamente en su ciénaga sin hacer daño a nadie y solo hace uso del papel de monstruo que le han otorgado para divertirse y defenderse de los intrusos. Este personaje se ve empujado a asumir el papel más opuesto a su naturaleza: el de caballero-príncipe que ha de emprender una misión para rescatar a una princesa. A raíz de este cometido, el supuesto monstruo irá asumiendo progresivamente su nuevo rol como héroe, hasta el punto de triunfar allí donde ningún príncipe lo ha conseguido.
The digital animation film Shrek (2001), directed by Andrew Adamson and Vicky Jenson was very innovative in the industry of animation. There is no doubt that its success is due to the fact that the plot revolves around the typical fairytale structure in order to subvert and take apart a whole series of clichés generating a parodic vision of this universe. Nevertheless, the main subversion is found in the character who ends up being the hero of the movie: Shrek, a hermit ogre who defines himself as monster because it is what society thinks of him. But the truth is quite the contrary because the ogre lives peacefully in his swamp without hurting anyone and just makes use of his role of monster for having fun and defending himself from intruders. This character is forced to take over the most opposite role against his nature: the role of knight-prince who has to undertake a mission in order to rescue a princess. As a result, the supposed monster will be assuming his new role as hero progressively, to the point of achieving success where no prince has.