Manuel Azuaje Alamo
El artículo examina el discurso sobre el arte y la práctica de la traducción en el corpus del escritor argentino Julio Cortázar. En el campo de la literatura comparada contemporánea, la importancia de la traducción en todos sus ámbitos es un tema que ha sido retomado con fuerza a partir del comienzo del siglo XXI, cuando diversos trabajos—por ejemplo, los de Damrosch, Casanova, o Moretti—dieron un enfoque nuevo a la noción de literatura mundial (world literature, siguiendo la predecesora propuestadeGoethe,Weltliteratur). Una de las críticas más acérrimas a este nuevo enfoque ecualizador fue expuesto por la estudiosa norteamericana Emily Apter en su libro Against World Literature: On the Politics of Unstranslability(2013). Otra vertiente de estudios literarios, ejemplificada por el trabajo de Steven G. Kellman The Translingual Imagination(2000), ha puesto énfasis en la necesidad de reconocer la presencia e influencia de una lengua no materna en los trabajos de autores exiliados. Cortázar se presta perfectamente para reflexionar sobre estos problemas desde la perspectiva de la literatura latinoamericana del siglo XX. Por ejemplo, su cuento, “Las babas del diablo”(1959), estudiado en este artículo, es un texto en el cual no solamente el protagonista principal es un traductor, sino también en el cual el clímax y desdoblamiento de la narración gira en torno a las diferentes traducciones que se le puede dar a la realidad representada en una fotografía y codificada por la dupla de términos “babas del diablo/hilos de la Virgen”.