Arrondissement de Toulouse, Francia
Habiendo definido la figura del sexpectador como receptor de performances eróticas o pornográficas y puesto de relieve las relaciones históricas entre prácticas teatrales, sexuales y tecnológicas, reflexionaremos en este artículo sobre las características del sexpectador en las artes escénicas actuales. Como reflejo de la evolución de la sociedad, integran un nuevo modelo digital, consecuencia de la revolución informática, marcado por una mayor interactividad, el auge de una intimidad panóptica, el desarrollo de una cibersexualidad, con trampa de la realización del deseo y de la comunicación plena, y una mutación de la naturaleza o función de las imágenes y de la acción pasiva/activa del espectador. Analizaremos en concreto un corpus de cuatro sexpectáculos del ámbito español que integran un discurso directo o indirecto sobre el sexpectador y se valen de un juego con la pantalla revelador de esta influencia de la era digital: Striptease (2007) del catalán Pere Faura, Empathy and Prostitution (2013) del navarro Abel Azcona, Wakefield Poole (2010) del canario Celeste González y Poesía (Materiais para montar unha escena de cama) (2017) del gallego Roi Vidal Ponte.