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Este artículo investiga la figura del incesto en tres películas peruanas recientes—Madeinusa (Claudia Llosa, 2006), Días de Santiago (2004) y Dioses (2008) de Josué Méndez—como eje desde el que se articulan diversas cuestiones relacionadas con el conflicto armado interno que atravesó el Perú (1980-2000). Las tres películas toman el motivo recurrente del incesto—siempre perpetrado por un personaje masculino sobre uno femenino—como punto de partida para explorar los efectos a largo plazo de la violencia política, específicamente el colapso de los lazos sociales al interior de la nación debido a la naturaleza íntima e interna de la violencia; el estado de anomia e impunidad extendido durante el conflicto; la violencia sexual que sufrieron, en su mayoría, las mujeres; y el estancamiento que producen los círculos sociales endogámicos que solo permiten la movilidad a costa de la asimilación total.
Este trabajo re-examina los estudios sobre el tabú del incesto y considera el rol específico de las mujeres en las convenciones del parentesco para argumentar que estas películas constituyen una intervención sobre la memoria del conflicto, al revelar las huellas de un pasado, violento y patriarcal, central a la configuración de la nación peruana
