Se aborda en este artículo la historia del judeoespañol, desde sus raíces peninsulares a la nivelación que experimentó la diversidad lingüística de los judios desterrados. Asimismo se tiene en cuenta la cuestión de los conversos de última hora y de generaciones de cristianos nuevos, pues son quienes en declaraciones inquisitoriales, como acusadores o acusados, aportan datos sobre su realidad cultural e idiomática, asimismo ilustrativa de la que en las juderías se vivía, y porque de ellos durante mucho tiempo hubo exilios provocados por la tenaz presión de la Inquisición. Se incluye el estudio de una comunidad hebrea de Aragón, por el peso que en la diáspora tuvieron los de procedencia rural y como ejemplo de lo que eran las juderías grandes y chicas en 1492. Finalmente, se relacionan las hablas sefarditas con el verdadero tablero lingüístico de España a finales del siglo XV, visión documental que justifica su formación y permite afirmar que, en efecto, existió un judeoespañol, al menos en fundamentales aspectos, antes de que se firmara el Edicto de expulsión.
The history of Judeo-Spanish is addressed in this article, from its peninsular roots to the levelling experienced by the linguistic diversity of the exiled Jews. The question of last minute converts and generations of new Christians is also taken into account, since they are the ones who in inquisitorial statements, as accusers or defendants, provide data on their cultural and idiomatic reality, as well as illustrative of the life in the Jewish quarters, and because of them for a long time there were exiles provoked by the tenacious pressure of the Inquisition. It includes the study of a Hebrew community of Aragon, due to the weight that those of rural origin had in the diaspora and as an example of what were the big and small Jewish quarters in 1492. Finally, the Sephardic speech is related to the real linguistic board of Spain at the end of the 15th century, documentary vision that justi¿es its formation and allows to af¿rm that, indeed, a Judeo-Spanish existed, at least in fundamental aspects, before the Edict of expulsion was signed.