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Luis Arturo Hernández Pérez de Landazábal
Cuatrocientos años después de la aparición del Quijote, aquel escudero vizcaíno vuelve por sus fueros.
Y lo hace en vascuence, revisitado por sus tataranietos, en la traducción al euskera del cura Pedro Berrondo y sus bizarros acólitos, autores de la versión corregida y aumentada de sus dos parlamentos, en “peor lengua castellana y mejor vizcaína”, tras su paso por la alfabetización en vasco de la sacristía a la ikastola, en virtud de la traición de trocar el texto literal de sendos diálogos por las hipótesis de su intención implícita. Sobre el fraude que supone para el eventual lector vascoparlante el escamoteo de la parodia lingüística de Cervantes —y de su intencionalidad explícita— en la tradición de la corrección política y en nombre de una ultracorrección idiomática que limpia, fija y da esplendor a la lengua del vizcaíno, discurre este ensayo recreativo.
It is 400 years since Don Quixote first appeared and the squire from Biscay is back again. And he does so in Basque language, after being revisited by his great-great-grandchildren in the Basque translation by priest Pedro Berrondo and his bizarre acolytes. All of them are the authors of the corrected and enlarged version of his two speeches but “ in worse Castilian and better Biscayan Basque”, betraying the literal text of both dialogues with the hypothesis of its implicit intention. This recreational essay will deal with the fraud for the Basque speaking reader-to-be of holding back the linguistic parody by Cervantes -and his explicit intention- for the sake of traditional political correctness and in the name of an idiomatic hypercorrection that sanitises, standardizes and polishes the language of this squire from Biscay.
