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Este artículo analiza la tensión dialéctica del género negro tal como aparece en Espiral de artillería (2003), de Ignacio Padilla. Los mismos designios del protagonista de establecerse como sujeto acaban minándolo, transformándolo en víctima u objeto de las fuerzas que pretende controlar. En un gesto hegeliano, dicha dialéctica le permite al anti-héroe encontrar residuos de sí mismo en el mundo de afuera. Si bien tal posicionamiento implica un giro trágico en una buena parte de las obras clásicas del género negro, en el contexto del Crack mexicano, generación a la que pertenece Padilla, refleja el deseo por parte del autor de afirmar la globalidad y la llamada “literatura del mundo”.
