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En el presente trabajo estudio el Tratado de Quilín de 1641celebrado entre españoles y mapuche en la Frontera del Río Bío-Bío como un rito de paz que se desarrolló sobre la base de gestos rituales más que de palabras. Analizo el espacio fronterizo de Arauco como el escenario de las distintas performances que resultaron del encuentro entre españoles y mapuches, y como sitio propicio para la resistencia indígena. Entiendo la frontera de Arauco como un escenario que posibilitó la interacción de ambos actores sociales, el mapuche y el español, que dio lugar a la negociación y transformación de sus roles identitarios. En este escenario, no perduró el dominio del archivo que los misioneros y conquistadores buscaban transmitir a los indígenas —la doctrina cristiana de la mano con el dominio político imperial—, sino más bien fue escenario de la agencia de sujetos indígenas capaces de originar un cambio social y de negociar la permanencia de su identidad, como también de una nueva memoria cultural.
