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Este artículo analiza los intercambios y contactos establecidos por diferentes artistas del movimiento de arte concreto con las prácticas poéticas experimentales de los años sesenta en el Estado español durante la dictadura franquista. En primer lugar, estudia las redes establecidas entre artistas, críticos de arte y poetas dentro de la península y sus contactos con las redes poéticas internacionales. En segundo, analiza el marco teórico que críticos de arte (Ángel Crespo, Pilar Gómez Bedate), poetas (Julio Campal, Ignacio Gómez de Liaño) y artistas (Julio Plaza) utilizaron para establecer un territorio estético común. Después, se estudian las estrategias plásticas compartidas entre la pintura y la poesía, mediante el análisis de diferentes obras de Julio Plaza, José María Iglesias y Elena Asins. Por último, se analizan las relaciones entre arte e ideología que se proyectaron desde estas prácticas, a partir de un programa de corte social, emplazándolas en su contexto ideológico del tardofranquismo.
