La intención del Libro de buen amor ha sido tradicionalmente leída desde la filología y el posestructuralismo en términos de ars amoris, obra doctrinal, parodia y/o ambigüedad del signo lingüístico. En este texto argumento que literal, estructural y dialécticamente, Juan Ruiz cifra la intención, antropología y legitimación del Libro de buen amor en una estética de la alegría, donde estética remite al efecto de un artefacto sobre los afectos y no a los paradigmas neoplatónico o romántico, como usualmente sucede. Además, entender la importancia de la alegría en el poema requiere pensar esta pasión desligada de sus usuales compañeras críticas, la juglaría y la parodia, que agotan su significado en los registros a los que remiten