Este ensayo examina el poema “Canto de guerra de las cosas” del vanguardista nicaragüense Joaquín Pasos (1914-1947), el cual está inspirado en el ambiente de desolación producido por la Segunda Guerra Mundial. Dialogando teóricamente con Jane Bennett y su propuesta sobre la vitalidad material de las cosas, analizo de qué manera las cosas en el poema están en rebelión, y qué nos dice esta interacción que incluye vínculos humanos con lo no humano sobre la violencia bélica. Particularmente, exploro la materialidad de los metales, el cuerpo destruido y lo vegetal. Propongo en este estudio que las cosas en el poema nos revelan la necesidad de crear un compromiso político y ecológico. Las cosas destruidas por la guerra nos apelan a gestar otro tipo de comunidad, una en la que exista una reconciliación con todo lo que nos rodea, una en la que los límites establecidos entre las formas materiales de cultura y de naturaleza desaparezcan, una en la que se construya otro tipo de sensibilidad, una en donde se comprenda el dolor humano y no humano y se respete la materialidad del mundo. El poema es una épica de las cosas devastadas por la guerra, pero cuya destrucción nos apeala a la gestación de un mundo móvil y relacional que lo conecte todo.
A pesar de que Pasos defendió, como la mayoría de los miembros de la Vanguardia, posiciones derechistas, coloniales y fascistas e incluso el poema “acusa entre sus intricados orígenes a la crisis producida por la caída del Eje y el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial” , paradójicamente el “Canto” que nos deja se distancia de la ideología misma del poeta y de sus visiones reaccionarias. En mi lectura, el poema plasma desde una voz propia una preocupación por la guerra como modelo de dominación al denunciar su contexto de destrucción. Ese contexto de destrucción aparece en las propias valoraciones del poeta en su poema en el cual señala que: “[…] trata, en principio, de la cosa gastada, la cosa baldía. The Waste Thing. Esa cosa, pero en rebelión. El dolor humano producido por el quejido de las cosas”. Entonces es un poema de cosas y no de objetos, de cosas, porque los objetos todavía quedan atrapados dentro de la conceptualización humana, dentro del binomio objeto/hombre; en cambio, las cosas escapan de este y presentan una pulsión, una propia fuerza, tienen un efecto propio, en el caso del poema las cosas gastadas producen un dolor, una dolencia en sintonía con el sufrimiento humano. Como veremos más adelante en este ensayo, el dolor será un elemento esencial que ensamblará las distintas cosas que interactúan en el mundo de guerra descrito en el poema.