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Araceli Iravedra Valea 
Durante los años cincuenta y sesenta, el régimen de Franco, que se había afanado en apropiarse de un Antonio Machado asimilable, debió hacer frente a la restauración del poeta ético y político que el socialrealismo literario se esforzaba en potenciar. Contra este Machado problemático hubo de librar su batalla la censura franquista, que aquí estudiaremos atendiendo a una serie de publicaciones que por entonces celebraron al poeta y no solo le cedieron la voz, sino que lo hicieron hablar por palabra interpuesta. La investigación da cuenta de un vacilante forcejeo jalonado de paradojas que no se atenúan en el tardofranquismo, con la promulgación de la nueva Ley de Prensa e Imprenta; y que no solo obedecen al comportamiento inestable de una institución censoria en la que medían sus fuerzas las distintas familias del régimen, sino también, muy singularmente, a la posición de este con respecto a un poeta a cuya patrimonialización se resistía a renunciar.
