La poesía de Carlos Edmundo de Ory (Cádiz, 1923 – Thézy-Glimont, 2010) surge en la primera posguerra del pasado siglo y se instala en un espacio marginal respecto a las poéticas coetáneas. Se trata de una poesía de raíz metafísica que intenta desvelar el misterio que encierra la realidad. Para ello se acerca a la magia, la alquimia, la hermética, el chamanismo y las filosofías orientales. En este sentido, siguiendo los pasos del hinduismo, supone una mística que expresa una totalidad en la que no existe separación entre individuo y realidad. Poesía que profundiza en algunos aspectos propios del budismo mahayana, como la vacuidad y la budeidad. De budismo zen explora el lenguaje de silencio, cuyos signos complementarios son el haiku y el koan, la lógica paradójica y la percepción directa de la realidad, cuya expresión más clara es el satori