Este artículo tiene por objetivo delinear el papel esencial que desempeñó la Retórica en lengua castellana (Alcalá, 1541) de Miguel de Salinas con respecto a los tratados de retórica castellanos escritos en latín hasta 1541, en conferir una nueva importancia a la noción de elocución y a la de pureza de la lengua. Esta tendencia, que ya había surgido en Vives, encontraba de hecho su punto de partida en textos de humanistas de Europa del Norte que contribuyeron a difundir las ideas ciceronianas en España, mediante el Portugal. Se insiste también en la importancia de Jorge de Trebisonda en esta revalorización de la elocución, antes de acabar sobre la huella de Salinas en sus contemporáneos, sobre todo en la Gramática castellana (1558) de Cristóbal de Villalón.