Daniel Avechuco Cabrera
En el presente artículo se analizan dos aspectos de La Rumba (1889-1890), de Ángel de Campo, que autoriza la consideración de la obra como un antecedente fundamental de la narrativa urbana mexicana: por un lado, la relación entre las fronteras internas del espacio citadino y la trama novelesca, y, por otro, el tratamiento temático y discursivo del crimen. El primer aspecto pone en evidencia el descubrimiento de la complejidad fisonómica de la ciudad y su relación con la diversidad cultural y en especial con las tensiones interclase. El segundo permite explorar cómo uno de los “hallazgos” de la modernidad urbana, el crimen, alimentó la imaginación y el discurso literario y con ello contribuyó a desestabilizar supuestas certidumbres, tanto éticas como estéticas. Ciudad de contrastes y sucesos criminales: con este binomio De Campo dispuso las bases de la novela urbana mexicana, metagénero hijo y a la vez mayor crítico de la modernidad.