Logroño, España
En 1713 Scipione Maffei estrena su tragedia Merope en la que da forma a una leyenda griega tratada por Eurípides en una obra casi perdida en su totalidad hoy día. La tragedia mostraba el patetismo de los sentimientos de una madre que veía amenazada la vida de su único hijo por el tirano que, años atrás, había asesinado al rey, su marido, junto a sus dos hijos mayores. Voltaire, en 1744, introdujo en la obra de Maffei algunos cambios estructurales que potenciaron el interés y el patetismo de su trama, mientras que Alfieri, en 1783, aceptó los cambios del francés y se decantó por robustecer la figura del tirano e incrementar el papel sentimental de Polidoro, el padre adoptivo del príncipe oculto. Bretón de los Herreros, en 1835, año de eclosión del romanticismo teatral en España, buscó la sintonía con el público madrileño dando unas pinceladas de romanticismo a la historia y elevando el componente patético de los afectos materno y paterno-filiales, vinculados a la tiranía y a su derrocamiento violento, que ya ofrecían sus predecesores. Maffei, Voltaire y Alfieri consiguieron éxitos notables con sus obras, mientras que Bretón fracasó de forma inapelable, muy posiblemente porque su obra era una tragedia de tema clásico y por esa misma exageración patética que la convertía en un melodrama, con un final feliz que venía a chocar con los finales desdichados de los dramas románticos.
In 1713 Scipione Maffei premiered his tragedy Merope in which he gave form to a Greek legend treated by Euripides in a work almost completely lost today. The tragedy showed the pathos of the feelings of a mother who saw the life of her only son threatened by the tyrant who, years earlier, had murdered the king, her husband, along with her two eldest sons. Voltaire, in 1744, introduced some structural changes in Maffei's work that enhanced the interest and pathos of his plot. In 1783, Alfieri accepted Voltaire’s changes and chose to strengthen the figure of the tyrant and to increase the sentimental role of Polidoro, the adoptive father of the hidden prince. Bretón de los Herreros, in 1835, the year of the emergence of romantic theatre in Spain, fostered harmony with Madrid audiences by giving some touches of romanticism to the story and raising the pathetic component of the maternal and paternal-child affections, linked to tyranny and to his violent overthrow, that had already been offered by his predecessors. Maffei, Voltaire and Alfieri achieved notable success with their works, while Breton failed in an unappealable way, quite possibly because it was a tragedy with a classical theme and because of that same pathetic exaggeration that turned it into a melodrama with a happy ending that came to collide with the wretched endings of romantic dramas.