En los primeros años del xvii, el autor parapetado tras el nombre de Mateo Luján de Sayavedra y, poco después, Francisco de Quevedo pergeñaron sendas caricaturas de dos malos dramaturgos en sus respectivas novelas, la continuación apócrifa de Guzmán de Alfarache y el Buscón. En estas páginas doy razón de la compleja y elaborada imitación quevediana del motivo original del apócrifo guzmaniano de 1602.
In the beginning of the 17th century, the unknown author hidden behind the name of Mateo Luján de Sayavedra, and, shortly after, Francisco de Quevedo, penned in their respective novels, the sequel of Guzmán de Alfarache and Buscón, two caricatures of two failed playwrights. In this article I deal with the issue of Quevedo’s complex imitation of the apocryphal of 1602.