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Elvira Fidalgo Francisco 
Las apuestas a los dados y todos los desórdenes de tipo social y moral que acarrea este execrable vicio debieron de ser motivo de preocupación para Alfonso X al final de su vida, cuando, abandonado por los suyos y enfermo, se refugia en la corte sevillana donde se acabó la magna colección de las Cantigas de Santa María y se confeccionó el Libro de axedrez, dados e tablas. En el presente trabajo se pondrá el foco sobre el juego de los dados, tanto en los dos códigos legales donde se pretendía regularizar su práctica (las Par tid a s y el Ordenamiento de las tafurerías), como en el libro que describe cómo debe jugarse a los dados y con qué finalidad (Libro de los juegos) y, sobre todo, en las Cantigas de Santa María en las que se ofrecen varios ejemplos de jugadores que son ejemplarmente castigados por pecar durante el desarrollo de las partidas. Parece que el Sabio quiere aprovechar el concepto de pecado que se destaca en los textos marianos para sancionar comportamientos sociales, castigados ya como delitos, pero cuya sanción no resulta tan efectiva como cuando es transformada en pena de carácter moral
Betting on dice and all the social and moral disorders that this execrable vice entails must have been a cause of concern for Alfonso X at the end of his life, when, ill and abandoned by his family, he took refuge in the Sevillian court to finish the great collection of the Cantigas de Santa María and to write the Libro de axedrez, dados e tablas (Book of Chess, Dice and Tables). The present paper focuses on the treatment of the game of dice in Alfonso X’s works. For these purposes I examine the two legal codes where the intention was to regularise its practice (the Par tid a s and the Ordenamiento de las tafurerías), the book describing how dice should be played and for which purpose (Libro de los juegos) and, above all, the Cantigas de Santa María, where several examples are given of players who are exemplarily punished for sinning during the games. It seems that the Wise King wanted to take advantage of the concept of sin highlighted in the Marian texts to punish gambling, which was already punished as a crime, but whose sanction was not as effective as when transformed into a moral penalty.
