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Alicante, España
El presente trabajo analiza tres inscripciones votivas conservadas en el Museu Pio XII, de Braga, y en el Museu Martins Sarmento, de Guimarães. El estudio de estas tres piezas parte de una autopsia sobre el terreno, de la cual se ha llegado a la conclusión de que las lecturas ofrecidas hasta el momento no son correctas. El primer altar votivo se consideró por los editores precedentes como una ofrenda a una deidad desconocida con un apelativo también inédito. Nuestro estudio establece que se trata de una dedicación a la conocida diosa lusitano-galaica Nabia, lo que refuerza la solidez del culto a la diosa en Bracara Augusta, como se constata en el conocido santuario de la “Fonte do Idolo”. La segunda pieza, aunque nos permite hacer matizaciones en el teónimo, es de gran importancia porque aparece la referencia a una civitas desconocida hasta el momento: la civitas Dacorum. Además, se establece el nombre de un castellum que pertenecía a esta civitas, el castellum Durba, ya citado en otra inscripción y también como apelativo de una deidad bracarense, Durbedicus. Los cambios propuestos para el tercer monumento son menos drásticos, puesto que solo se modifica el nombre de la deidad venerada, que es conocida únicamente por esta pieza.
This paper analyzes three votive inscriptions preserved in the Pio XII Museum, from Braga, and the Martins Sarmento Museum, from Guimarães. The study of these three monuments starts from an autopsy on the ground, from which it has been concluded that the readings offered so far are not correct. The first votive altar was considered by the preceding editors as an offering to an unknown deity which has an epithet also unpublished. Our study establishes that it is a dedication to the well-known Lusitano-Galician goddess Nabia, which reinforces the solidity of the goddess cult in Bracara Augusta, as noted in the well-known sanctuary of the “Fonte do Idolo”. The second piece, although it allows us to make changes in the name of the deity, is of great importance because the reference to an unknown civitas appears: the civitas Dacorum. In addition, the name of a castellum that belonged to this civitas is established, the Durba castellum, already cited in another inscription and also as an appellation of a deity from the conventus Bracaraugustanus: Durbedicus. The proposed changes for the third monument are less relevant, since only the name of the venerated deity is modified.
