El artículo analiza el libro de Benjamín Jarnés Stefan Zweig, cumbre apagada (1942), donde el autor reflexiona en forma dialogada sobre la vida y obra del escritor austriaco. La obra de Jarnés, híbrido entre el ensayo, la biografía y el retrato, propone una visión del personaje llena de matices y claroscuros, reticencias y discrepancias, es decir: las vacilaciones que le asaltan en el momento de la escritura y las que aprecia en Zweig, para dibujar un perfil distinto a otras imágenes previas del mismo sujeto. Al cabo, la tensión del libro tiene mucho que ver con la percepción de Jarnés del género biográfico y de su propia época.