Carlos Moreno Hernández
La última obra de Juan Valera, Morsamor (1899), relato de marco fáustico y meollo ejemplar, remeda a Luis de Camoens en un viaje prolongado en sentido opuesto al de Magallanes. Si exceptuamos Genio y figura (1897) y Las ilusiones del doctor Faustino (1874-5), poco tiene que ver con su obra anterior; sería, más bien, una aportación modernista a la polémica fin de siglo sobre el llamado “problema de España”, reducido por los “noventayochistas” a la regeneración de una Castilla mesetaria en un arruinado imperio sin el jirón lusitano.