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Argentina
Sin embargo, la literatura utópica clásica (Moro, Campanella, el anónimo autor de Sinapia) es esencialmente patriarcal. Sin embargo, esta dialéctica (como hemos desarrollado en otra parte) no es solo entre dos estructuras de pensamiento, sino que subyace dentro de las mismas utopías e ideologías (Del Percio 38-39). Si nos remitimos a las características propias de la utopía clásica, tal como las configura el pensador belga Raymond Trousson, podríamos identificar las siguientes características como propias del género: la insularidad (asociada con el viaje), el desprecio a los bienes en exceso y al dinero en particular, que es visto como superfluo, la regularidad y previsibilidad (o bien, la norma invariable), la falta de evolución de la sociedad (la idea de transformación social sería incompatible con el mundo ideal, ya que lo perfecto no debería cambiar), requiere de una figura más que humana para su fundación, se basa en una economía colectiva (y muchas veces, comunista). Esto no debe sorprendernos; la utopía en sí trazó este camino, solo que dentro de un intervalo mayor, que abarca varios siglos.
