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La alternativa del ecofeminismo, en su combinación de una ecología profunda y los feminismos, comienza en los últimos años a permear un poco más los imaginarios de futuro con los que trabajamos; creemos, sin embargo, que es de manera muy reciente que este diálogo cobra fuerza. Como afirma Sherryl Vint, "sf has proven such a valuable genre for thinking about environmental futures" (117), y es el género que, aun antes de que la idea del cambio climático incluso tuviera lugar, ha pensado y permitido pensar el planeta Tierra como algo que nos precede como humanidad y, que por lo tanto, podría continuar sin ella. Por ejemplo, Marcelo Cohen viene construyendo hace décadas su Delta Panorámico, un espacio-tiempo en el que transcurren obras como Los acuáticos o Donde yo no estaba, y que Steimberg describe como uno que "[...] sin ser explícitamente una versión futura de nuestro mundo, presenta numerosos rasgos que se evidencian como una extrapolación de características de nuestra sociedad actual a diversos niveles: tecnológico, político, social y religioso, o como una especulación sobre su desarrollo" (245). Hallamos en Quema ciertos giros lingüísticos, marcas que no pertenecen al dialecto rioplatense, como el uso del "tú" en vez del "voseo" característico.3 Sin embargo, aunque la locación es difusa puede precisarse: " .una de esas mañanas típicas del hemisferio sur antes de la quema[...]" Trabajamos con la idea de catástrofe equivalente a la de apocalipsis, inscribiendo así nuestra lectura en la tradición de la literatura apocalíptica,4 porque esto nos permite pensar los mundos "después del fin" como posapocalípticos, en los que un evento de naturaleza catastrófica finaliza con el mundo tal como era conocido.
