María Laura Pérez Gras
Por una parte, su tendencia al tratamiento de escenarios distópicos o, con menor frecuencia, utópicos, la convierte en un dispositivo ideal para la expresión de una creciente percepción social: la de haber llegado al fin de una era, en la que los futuros antes imaginados en ficciones "anticipatorias" se volvieron realidades tangibles, a partir de la crisis ecológica, la debacle sanitaria y los fracasos en los acuerdos geopolíticos. Por otra parte, la literatura especulativa se ha ido perfilando como un espacio de manifestación de nuevas subjetividades y de las transformaciones generadas por los movimientos feministas: en estos textos aparecen plasmadas nuevas formas de la experiencia y de la sensibilidad, de habitar el mundo, de vincularse con los otros y con la naturaleza, de los usos y la organización del espacio doméstico y del espacio social. Como explica Juan Gabriel Araya Grandón: [...] la distopía novelada del siglo XX es la afirmación de un mundo en crisis: gobierno totalitario global (o desgobierno), anarquía institucional, corrupción política y administrativa, individualismo, segregación, neutralización de la subjetividad y la alteridad, contaminación ambiental, sociedad de control, tecnificación y desarrollo a gran escala de tecnología y ciencia al servicio de la economía y no del ser humano, represión y limitación de las libertades individuales y societarias, globalización, dominio absoluto de los mass media, incomunicación, urbanocentrismo, elites invisibles e impalpables, fragmentación social política y cultural, mercenarismo, agotamiento de los bienes naturales (agua, combustible, tierras de cultivo), pérdida de la cultura letrada a causa de la implantación del soporte multimedial, tribalización y fanatismo, abolición de la democracia, manipulación genética del hombre, entre otras. Por fuera de ella, el contexto de la pandemia, el cambio climático y la crisis ecológica en que aparece la novela altera también para el lector la idea clásica de la distopía como una narrativa anticipatoria de los posibles futuros amenazantes que nos esperan: muchos de los conflictos que creíamos por venir, y sus efectos, ya nos han alcanzado, y el futuro se nos hizo presente en un abrir y cerrar de ojos. En consecuencia, nos aferramos a la idea de lo "especulativo", a partir del recurso del novum, entendido como desplazamiento o "extrañamiento cognoscitivo" respecto del momento de producción de la obra o "momento cero" (Suvin 26).