A pesar de los numerosos datos anatómicos, fisiológicos, cognitivos y lingüísticos de que disponemos acerca de la naturaleza del lenguaje humano, todavía estamos lejos de conocer cuándo y de qué manera apareció y evolucionó. Hasta el momento gran parte de las hipótesis formuladas al respecto se apoyan en el registro dejado por el hombre a lo largo de su evolución, si bien carecemos de un aparato de evidencias suficientemente concluyente. En la presente comunicación se discutirán los principales tipos de evidencias empleadas habitualmente en la investigación acerca de la evolución del lenguaje, fundamentalmente los restos fósiles (datos paleoneurológicos acerca de la morfología del cráneo y las impresiones cerebrales existentes en su superficie interna en diferentes especies de homínidos del linaje evolutivo del hombre moderno, así como restos fósiles del aparato fonador y estructuras del habla) y culturales (inferencias cognitivas y lingüísticas a partir de las evide! ncias de actividad cultural de tipo simbólico). Se discutirá, asimismo, las ventajas que, para la determinación del origen y la evolución de la capacidad lingüística del hombre, puede tener la utilización de la biología molecular, en tanto que herramienta metodológica capaz de llegar caracterizar de forma precisa la naturaleza y la historia evolutiva de los genes involucrados en la solución de problemas gramaticales.