Juan Martín Hoyos Piñas
Una de las mayores controversias en los últimos años ha sido, sin duda, la de clarificar el concepto de "habla" o "hablas extremeñas". En una reciente comunicación ya destacamos al hecho político, en unos casos, y a la conciencia lingüística, en otros, como elementos fundamentales para que los dialectólogos se inclinen por un concepto o por otro. No obstante, es fundamental tomar partido por alguno y, a raíz de los resultados de nuestras encuestas y diversos trabajos de campo en todos los terrenos de la lengua en esta comunidad autónoma, nuestra conclusión hoy sigue siendo la misma que en aquel artículo: la diversidad de rasgos fonéticos y morfosintácticos, y la cantidad de léxico es tan abrumadora y diversa que tomaremos partido por el rótulo de "hablas extremeñas".
Nuestra propuesta esta vez trata de responder a una pregunta ahora inevitable: ¿de cuántas "hablas extremeñas" hablamos? ¿Podemos establecer, con un haz de isoglosas, el número exacto de áreas o zonas lingüísticas de Extremadura a raíz de sus rasgos fonéticos y su léxico? Y si es así, ¿cuántas zonas resultan? Las respuestas a todas estas cuestiones son imprescindibles no sólo para aquellos que se interesen por el estudio del castellano en el ámbito extremeño sino también para aclarar muchos tópicos surgidos en los últimos años acerca de la fusión de elementos leoneses y andaluces en la región.