El propósito de este trabajo es efectuar un acercamiento, intensivo y extensivo, al concepto morfosintáctico de nombre propio, tal como este es concebido por hablantes con formación universitaria de una comunidad de habla concreta. Para ello se analizarán los datos obtenidos de un cuestionario, elaborado a partir de una serie de hipótesis procedentes de la introspección y de la observación preliminar. Entre ellas destacamos las siguientes:
1. Para el hablante, el prototipo de nombre propio es el antropónimo (particularmente el nombre de pila, o en todo caso el apellido) y, en menor medida, el topónimo.
2. En un contexto textual, el concepto de nombre propio del hablante puede extenderse a tipos de nombres distintos de los antropónimos y los topónimos (títulos de obras artísticas, nombres de entidades, etc.).
3. Los cronónimos, especialmente cuando aparecen bajo la forma de cifras, no suelen ser considerados nombres propios.
4. Los recursos tipográficos del lenguaje escrito (en especial las letras mayúsculas, pero también la cursiva o las comillas) desempeñan un papel relevante a la hora de determinar si un elemento es o no un nombre propio.
Estas hipótesis se ven confirmadas, en gran medida, por el análisis de los datos, que además permite intuir otros aspectos no contemplados en ellas. Por otra parte, aunque no parece que los resultados de la investigación den lugar a correlaciones estadísticamente significativas con caracteres demográficos y socioculturales de los informantes (sexo, especialidad académica, etc.), intentaremos mostrar ciertas implicaciones psicosociolingüísticas de la dicotomía nombre propio / nombre común; entre ellas, el papel que desempeña la norma escrita en la competencia lingüística y comunicativa de los hablantes.