Desde la publicación de la Semántica de Stephen Ullmann el nombre propio se ha definido por su carácter distintivo y su valor referido a la unicidad del objeto representado. De este modo, el nombre propio ha sido considerado como una clase intensiva que carecía de valor connotativo en la mayoría de los casos. Sin embargo, en las noticias aparecidas en prensa y televisión sobre el terrorismo español, se alude a los terroristas con la denominación de alias y apodos cuyo valor connotativo es muy evidente. Se trata de la mitificación del agente del delito, hecho muy recurrente en la literatura anarquista y revolucionaria de los siglos XIX y XX, que en este caso tiene la función de legitimar las acciones bajo la apariencia de un lenguaje subliminal que se filtra desde la fuente a la página del periódico.