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Juan Pablo Cruces
Acostumbrados a la inmediatez del ciberespacio, teatristas alrededor del mundo han buscado la manera de mantenerse relevantes ante una realidad que exige estímulos visuales cada vez más complejos. La realidad del teatro, lejos de ser substituida por producciones audiovisuales, no puede si no mezclarse buscando una identidad propia en la vasta biblioteca fílmica que existe en los servicios de streaming más conocidos. Por otra parte, con el advenimiento de la represiva corrección política en los medios, los escenarios corren el riesgo que el entretenimiento se polarice y se torne propaganda, independientemente de la posición que venga. La característica principal de las producciones escénicas en vivo sería la moneda de cambio entre un espectador ávido por nuevos incentivos, esto es «la interacción actor/espectador». Así, con referentes internacionales sobre el trabajo inmersivo, se ha optado por unir el convivio teatral con el tecnovivio que nos entregan las herramientas de realidad virtual, condicionando así una performance en una pieza digital sin compromisos, pero con un atractivo singular: el hecho de que el espectador tenga la oportunidad de amoldar a su conveniencia lo que está observando y pueda, desde un distanciamiento, permitirse opinar mientras disfruta de una ficción, sin caer en una posible alienación.
Used to the immediacy of the cyberspace, theater artists around the world have sought ways to stay relevant in a reality that de-mands increasingly complex visual stimuli. Far from being replaced by audiovisual productions, theater seeks its own identity among the vast film library in streaming services. On the other hand, with the advent of repressive political correctness in the media, the stage runs the risk of entertainment becoming polarized, regardless of the position it comes from. The main characteristic of live productions is the exchange among an audience eager for new incentives, that is the «actor/spectator inter-action». This article explores this «actor/spectator interaction» with the techno-interaction provided by virtual reality tools, thus conditioning a performance into an uncompromising digital piece, providing the audi-ence with the necessary distance to express its opinion, without falling into alienation
