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Juan Manuel Carretero Zamora
La asamblea o Junta que los comuneros reunieron en la villa de Tordesillas en el otoño de 1520 constituyó el intento más serio para lograr que la revuelta de las Comunidades de Castilla accediera a la legitimidad institucional. Conviene no olvidar que en Tordesillas residía la reina Juana de Castilla, apartada de gobierno desde 1505, pero titular primera de la legitimidad y legalidad de la Corona. También, que los comuneros reunidos en Tordesillas identificaron la naturaleza y funciones de la Junta con la asamblea representativa del reino o Cortes de Castilla. Ambos recursos institucionales (proximidad con la reina titular e identificación de la Junta con las Cortes) buscaban fortalecer el programa reivindicativo de los sublevados. Dentro de este programa, la fiscalidad y la política financiera ocuparon aspectos cenitales como la gestión de las rentas y del gasto público, en un contexto de abierto enfrentamiento entre dos modelos contrapuestos: la política de la corte de Carlos I (defensora de las urgencias privativas de la dinastía Borgoña-Habsburgo) y la castellana u opuesta a alterar los pactos tradicionales entre la Corona y el reino de la época de los Reyes Católicos y del cardenal Cisneros.
