La dramaturgia novohispana dieciochesca de coliseo parcialmente se entiende a partir de sus más remotos antecesores teóricos: Aristóteles y Horacio, considerados éstos desde sus respectivas poéticas. Los preceptistas clásicos, a su vez, influyeron de modo importante en La poética de Ignacio de Luzán, obra que orientó la reglamentación teatral del virreinato del setecientos.