México
Como aquel personaje de Borges que dibuja incansablemente todos los objetos y a su muerte descubre que ese minucioso laberinto es su retrato, cada papel recuperado de un escritor conforma, precisa, hace más nítida su imagen. Pero, si la tarea del crítico es sencilla cuando trabaja la obra de un autor cuya vida esta suficientemente indagada, esta labor se vuelve conjetural y endeble cuando los datos son desconocidos, los acontecimientos más intuidos que certeros y las causas se adivinan o no se identifican con facilidad. Este último es el caso de Jorge Cuesta.