Sonia Adriana Peña
José Revueltas se desempeñó como cronista de nota roja (1938) en el periódico que dirigía Vicente Lombardo Toledano: El Popular. Esta labor permitió a Revueltas el contacto directo con personajes complejos como el asesino y la prostituta (constantes en su literatura y que lo seducían desde sus lecturas de Dostoyevski). El presente artículo habla de las dos crónicas que con seguridad pertenecen a José Revueltas, pues son las únicas que llevan su firma. En una aproximación a estas crónicas se puede observar la presencia de un reportero más cercano al victimario que a la víctima; un autor que en este oficio logra “soltar la mano” y hacer de la realidad el cuaderno de ejercicios donde sobresalen la sordidez y el bajo mundo de una ciudad corrupta, temáticas que luego desarrollará con soltura en obras fundamentales como Los errores (FCE, 1964).
José Revueltas filled the part of crime reporter (1938) with a newspaper managed by Vicente Lombardo Toledano: El Popular. This work gave Revueltas direct contact with complex characters like the murderer and prostitute (everpresent in his literature and which seduced him from his readings of Dostoyevski). The current article focuses on two chronicles which can firmly be assigned to José Revueltas, as they are the only ones which carry his signature. In an approach to this chronicles, one observes the presence of a reporter closer to the victimizer than to the victim; an author who manages to “warm his hands” on the work and make real an exercise book where sordidity and the corrupt city underworld come out on top, themes which he would later ably develop in fundamental works like Los errores (fce, 1964).