Las paredes oyen cuenta entre las comedias más atendidas de Ruiz de Alarcón y de todo el repertorio aúreo. La obra se ha venido esgrimiendo como destacado testimonio de ese teatro moral y laico que se le atribuye. En ella, el afán moralizador y su objetivo, la lacra social de la maledicencia, exudarían, además, de las llagas que en el escritor habría provocado la conflictiva relación con su entorno. La acogida de la comedia ha ido ligada a la proliferación de sus ediciones modernas.Nuestra pieza ocupa el tercer lugar de la Primera parte, aparecida en Madrird en 1628, aunque con licencias de enero de 1622.