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Este ensayo establece algunos puntos de contacto entre la famosa novela intercalada de Cervantes, El curioso impertinente, y la obra dramática de Luis de Góngora. La comedia gongorina de Las firmezas de Isabela (1610) anuncia claramente sus deudas temáticas y artisticas con la novela de Cervantes. Representa, en efecto, una dramatización, una variación cómica de las situaciones presentadas en El curioso impertinente. Ambas obras examinan los problemas del honor, los celos y especialmente, el problema de la curiositas. Mientras que en Cervantes la crisis entre fe y curiosidad desemboca en un final trágico. Góngora nos proporciona una versión lúdica, polifónica cuya ambigüedad no deja de explorar las connotaciones graves de la curiosidad impertinente y la confianza desmesurada en la experiencia. A la vez, Góngora desarrolla la técnica cervantina de enfatizar ¿la ficción de la ficción¿ para hacer a sus lectores conscientes del artificio implícito en toda producción artística.
